lunes, 19 de diciembre de 2011
Historia: La era de los dragones (I parte)
En el pasado mítico, el cosmos era un reino unitario de materia y energía. Los dragones Progenitores, los primeros y mayores de su tipo y los seres divinos del universo, gobernaban sobre esta creación sin forma. Los tres Progenitores más poderosos: Siberys, Eberron y Khyber, descubrieron (o crearon) la Profecía dracónica que cambiaría el destino de toda la Creación. A continuación se produjo una lucha total entre los tres Progenitores, que separó en mundo recién nacido en tres partes y repartió la Profecía a lo largo y ancho de toda la existencia. Al final, Siberys se convirtió en el anillo brillante y dorado que rodea el mundo, Khyber quedó encerrado en las profundidades más oscuras y Eberron curó la superficie del mundo uniéndose a él. Siberys utilizó su propia esencia para crear la primera generación de auténticos dragones, los celestiales y los couatls, Eberron creó el resto de seres vivos y Khyber escupió a los demonios y los daelkyr.
Los Dragones Progenitores
Los más sabios entre los dragones de la era actual afirman que el mundo de Eberron nació durante la batalla. De acuerdo con el mito, el vacío sin forma anterior a la creación era el dominio de tres poderosos espíritus que tomaron la forma de grandes dragones. El Dorado Siberys era la fuente de toda la magia arcana y divina. El Generoso Eberron era la fuente primaria de las energías naturales de la vida. El Cruel Khyber era el señor del conocimiento secreto y de los poderes viles y oscuros que se ocultan en la oscuridad. Juntos, los Progenitores dominaban el destino de todo y reflexionaban sobre la forma correcta del universo.
Al principio, los Progenitores trabajaban juntos de forma armoniosa. Empezaron su trabajo dando forma a los trece planos de existencia que crearon el universo, pero conforme moldeaban la realidad, empezaron a formarse discusiones éticas entre ellos. El Oscuro Khyber se convertía en alguien más avaricioso y egoísta y el Noble Siberys respondía haciéndose más fuerte, cada uno de ellos intentando ampliar su influencia en el mundo en creación. En los planos de Daanvi, Fernia y Irian se puede ver la marca de Siberys, mientras que Kythri, Mabar y Xoriat, llevan el toque dominante de Khyber. Eberron intentaba mediar entre sus hermanos, dejando su marca más equilibrada en el resto de planos de existencia, pero no podía servir de puente entre las filosofías y la moral dividida de sus contrapartidas.
Cuando llegó la hora de crear el último mundo, aquel alrededor del cual girarían el resto en el Mar Astral, las tensiones ideológicas entre Siberys y Khyber no se pudieron contener. Los tres Progenitores habían creado una espera redondeada de roca que flotaba en el vacío alrededor de un sol creado mediante un enlace con el feroz Plano de Fernia y orbitado alrededor por trece lunas, cada una de las cuales sirviendo de portal entre el mundo y los otros trece planos del cosmo. Pero no había vida sobre la esfera y Siberys y Khyber empezaron a discutir furiosamente sobre el destino final de su creación.
Finalmente, la pelea entre ambos Progenitores no pudo evitarse y el oscuro se lanzó sobre su brillante hermano, hiriéndolo mortalmente y esparciendo sus escamas por el cielo del nuevo mundo. Aunque no era lo suficientemente fuerte como para derrotar a su hermano, Eberron sabía que no se podía permitir a Khyber beneficiarse. El Progenitor rechazó luchar contra Khyber con garras y dientes tal y como había hecho su hermano. En vez de eso, Eberron le abrazó, atrapando a Khyber en su interior mientras mezclaba las esencias de ambos con la esfera que habían creado como corazón del Plano Material. Eberron utilizó su conexión innata con las fuerzas primarias de la vida y la creación, dando la vida a un nuevo mundo de tierras fértiles, árboles, animales y océanos. De esta forma Eberron se transformó en una prisión viviente de la que Khyber nunca podría escapar.
Así fue como Eberron se convirtió en el mundo donde crece toda vida. Hasta el día de hoy, nutre y sostiene a todas las cosas vivas. Los restos del divino Siberys permanecen rodeando a Eberron en un círculo de fragmentos de color dorado alrededor del equador mientras sus escamas se convirtieron en estrellas. Khyber permanece atrapado en el corazón del planeta (el Dragón Inferior, la Madre de Monstruos, la fuente de toda oscuridad y dolor) luchando por siempre jamás para volver a ser libre y acabar con toda la Creación para poder volver a iniciar el proceso una vez más, en soledad.
Poco después de fusionarse con el mundo, Eberron empezó a manifestar marcas de la profecía dracónica en su cuerpo, mediante la aparición de marcas rúnicas en sus propios fundamentos. Cada marca otorga una pista en la interpretación completa de la Profecía y en el destino del mundo y sus habitantes, para aquellos que sepan como interpretarlas.
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