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lunes, 6 de diciembre de 2010

La Iglesia de la Llama de Plata (V parte - subsectas III)

Finalizamos hoy con las subsectas dentro de la Llama de Plata y, también, con los artículos dedicados a esta religión. Todavía no tengo muy claro con que continuar, así que si tenéis alguna sugerencia, será más que bienvenida.

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Hay una orden de la Iglesia de la Llama que conocen tanto los purificados como los no creyentes. Sus miembros han sido conocidos en diversos momentos como los Ardientes Buscadores del Mundo Iluminado, los Caballeros inquisitoriales, el Oficio de los Confesores Santificados y, por el más infame, la Inquisición.

La Inquisición ha sido tanto una orden de caballería como una orden monástica, pero en la época actual son sencillamente un grupo informal de operativos de la Iglesia que informa directamente la Dieta de Cardenales. En cualquiera de sus formas su propósito es eliminar de raíz a los enemigos de de la Justicia y limpiar el mundo de ellos mediante cualquier medio apropiado.

La definición de “apropiado” parece cambiar de era en era y de inquisidor en inquisidor. La mayoría nunca se rebajaría a cometer actos indignos o malvados pero otros creen fervientemente que el fin justifica los medios. Algunos incluso recurren a la tortura o a quemar inocentes para limpiar un pueblo de un único mal. Desafortunadamente las acciones de esos pocos han manchados fuertemente la reputación de la inquisición, y mucha gente ve a todos los inquisidores como representantes de los peores estereotipos de la Iglesia.

La Inquisición responde antes un único cardenal de la Dieta, conocido como el Gran Confesor y cuya identidad es conocida únicamente por el Guardián de la Llama y unos pocos de los cardenales más antiguos. Los inquisidores ven poco a su líder y normalmente reciben directrices a través de canales e intermediarios. En sus extrañas apariciones en público, el Gran Confesor aparece enmascarado y protegido mágicamente contra la adivinación. Este extremo secreto mantiene al Gran Confesor libre de influencias externas.

Los Manchados: Manchado es el nombre que los Purificados aplican a cualquiera que se convierta en devoto de la causa del Señor Demoníaco atrapado en la Llama de Plata bajo Flamekeep que es conocido como la Sombra en la Llama. Mientras que los creyentes rehúsan creer en ello, un cierto número de individuos afirma que algo llamado la Voz en la Oscuridad ocasionalmente susurra a aquellos que creen en ella. A veces intenta hacer creer a los verdaderos devotos que es la Voz de la Llama o trabaja con la avaricia y corrupción inherentes a las personas ofreciendo poder o incluso inmortalidad a cambio de sus servicios. La Sombra en la Llama es un poderoso Rakshasa Rajá, y a pesar de no tener el poder de un auténtico dios contó con una fuerza enorme durante la Era de los Demonios. Los Manchados creen que sigue siendo lo suficientemente fuerte como para mantener sus promesas.

Una de las Manchadas más prominentes fue Melysse Miron, una descendiente de la propia Tira Miron. Melysse Miron es recordada en la historia como la llamada Anti-Guardiana de la Llama, que retó al Guardián del momento, Kyra Danth, por su posición en 497 YK. Melyssa se presentó a si misma como una reformadora de la Iglesia proclamando que la institución había perdido su camino. Sólo tras haber ganado considerables seguidores y haber amenazado con destruir en pedazos la Iglesia se reveló que era una sirviente de la oscuridad. Fue capturada tras una breve pero sangrienta reyerta con los Templarios de la Iglesia y los Marshalls Centinelas y sentenciada a una eternidad de sueño en el complejo-prisión de Dreadhold. Ningún agente tan poderoso ha servido a las órdenes del demonio desde entonces tal vez porque parte del poco poder que ha logrado hacer escapar de Khyber todavía está presente en la forma durmiente de Melysse Miron. Sin embargo, aquellos que aseguran oír a la Sombra en la Voz de la Llama y portan sus poderes se extienden por todos los rangos de la Iglesia.


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